Una tortuga boba Caretta, caretta ha sido devuelta al mar tras pasar algo más de dos meses en el Centro de Gestión Sostenible del Medio Marino Andaluz (CEGMA) del Estrecho, ubicado en Algeciras. La suelta tuvo lugar el pasado martes en la playa sanroqueña de Cala Sardina y fue presenciada por alumnos de un colegio de Algeciras.

El animal llegó el 26 de marzo al CEGMA después de haber sido encontrado por unos pescadores en medio del Estrecho. La tortuga presentaba dificultades para la flotabilidad como consecuencia, probablemente, de alguna infección, un trastorno digestivo o respiratorio. Es un ejemplar joven, de unos seis años aproximadamente, que entró con 1,1 kilos y fue devuelta con 2,6.

"El animal se recuperó muy pronto y enseguida recuperó su flotabilidad. Ni siquiera requirió de antibióticos. Decidimos soltarla en esta fecha por la temperatura del mary lo hicimos en Cala Sardina porque se trata de una playa que está muy protegida, lejos del tráfico marítimo de la bahía y de las almadrabas instaladas ahora en la costa de Tarifa", explicó Carolina Fernández Maldonado, veterinaria del centro de recuperación de especies.

El CEGMA del Estrecho atiende a una media de diez tortugas al año. La población más numerosa de la Caretta, caretta está ubicada en el Caribe. Estos animales migran hasta el Mediterráeno arrastrados por las corrientes y vuelven a su hábitat para reproducirse. "Lo lógico es que el animal estuviera cruzando el Estrecho cuando fue encontrada por los pescadores", añadió. Los responsables de la Consejería de Medio Ambiente aprovecharon la proximidad del Día de los Oceános, que se conmemora hoy, para hacer la suelta.

Los trabajadores del centro de recuperación impartieron un pequeño taller a los escolares que asistieron a la suelta. "Les hemos informado sobre cuáles son las amenazas a las que se enfrentan, por qué llegan aquí y cómo hay que proceder o qué hay que hacer cuando se produce un varamiento", añadió la veterinaria.

La presencia de los escolares a la recuperación y vuelta al mar de la tortuga boba fue posible gracias a la asociación Diverciencia, que sufragó el coste del autobús que los llevó hasta la playa. Todos miraron con interés el regreso de la tortuga al mar.