Historias de Algeciras

La sanidad (LXXXI)

  • Aunque está prohibida la presencia en las viviendas de vacas, ovejas, cabras y cerdos, en muchas los hay

  • El Ayuntamiento intenta que se construyan retretes en los patios de vecinos

La burra aparecida muerta en el sur del río de la Miel fue trasladada al matadero municipal.

La burra aparecida muerta en el sur del río de la Miel fue trasladada al matadero municipal.

Tras el repaso histórico a los orígenes de la medicina en nuestra ciudad a lo largo del siglo XVIII, seguida de la total implantación de esta durante el XIX, llegamos al siglo XX en el que Algeciras será testigo -sin la rapidez debida como es tradicional- de la llegada de todos los adelantos científicos y presencia de nuevas especialidades en la cada vez más compleja ciencia de Hipócrates, apareciendo con ello el moderno concepto de sanidad, para definir la nueva realidad socio-sanitaria de la nueva centuria; expresión, por tanto, con la que titularemos esta última fase de este largo deambular por el pasado médico e histórico de nuestra ciudad.

A pesar de las buenas intenciones de las campañas de higiene apoyadas en las ordenanzas municipales, desgraciadamente como se pudo establecer en el capítulo anterior, la realidad de abandono de los múltiples patios mancomunados existentes en la ciudad, hacía poco menos que imposible que aquellos esfuerzos sanitarios planteados desde la administración local alcanzaran un mínimo de éxito. No obstante, la Junta local de Sanidad seguía exigiendo al consistorio que no cejara en el empeño, siendo lógicamente el laudable afán muy bien considerado socialmente: “Hay que aplaudir al Alcalde accidental por su energía en evitar que nuestra población siga siendo el muladar de vecinos poco escrupulosos y de propietarios y administradores de fincas sin conciencia ni sentimientos humanitarios […], prosiguiendo la campaña higiénica tan beneficiosa para la salud pública […], y ordene que los dueños y administradores de la casa numero 13 y patio de cuatro vecinos de la calle del Secano (frente a las fincas del popular propietario Apolinario) procedan a la construcción de los excusados indispensables, pues careciendo de ellos dichas fincas, los inquilinos se ven precisados á arrojar los excrementos y aguas sucias a la vía pública”.

La degradación sanitaria por la falta de higiene llega a tal punto que se denuncia lo siguiente: “Procuren las autoridades municipales en cuantos medios estén a su alcance eviten se laven en el río Ancho ropas de enfermos virolentos y se depositen las más inservibles en los vallados de las huertas próximas […], evítese también que algunos sepultureros carentes de escrúpulos oculten prendas extraídas ilegalmente de casas infestadas”. En otras ocasiones se exige mayor celo municipal: “Es vergonzoso ver el recipiente urinario de la calle Correo Viejo, como también es vergonzoso el olor del pozo negro existente frente al zaguán del patio de vecinos número 11 de la calle San Antonio”.

En otro orden de asuntos, y para calibrar el nivel cultural sanitario de la sociedad española de aquella época, veamos lo que gustaban de leer nuestros antepasados en revistas seudo científicas: “Les ha entrado a los hombres de ciencia la preocupación de estudiar ciertas creencias muy generalizadas. Según un estudio del erudito francés Duclose para evitar los dolores agudos de cabeza, como: neuralgias, cefaleas, jaquecas, etc., basta con que la persona que no quiera experimentarlos lleve siempre consigo una castaña de la India. Hombres ilustrados y científicos recuerdan aquella época en que la castaña de Indias, engarzada en plata ó en oro y pendiente de una cadenita ó de un pequeño mango, era adminículo tan necesario e imprescindible para salir á la calle como un pañuelo ó el abanico. Hoy gracias a las observaciones del eminente Edonard Duclose ningún hombre de saber duda ya de aquellas cualidades de la castaña de las Indias...”.

Otros de los estudios recogidos en este tipo de publicaciones hace referencia al insomnio y al ancestral remedio que propone para su superación: “Consiste en mojar un paño o una toalla en agua, y dar con ella fuertes fricciones desde la nuca hasta la primera parte de la médula espinal. Repetir esta operación 3 ó 4 veces con un intervalo de 15 minutos, todo lo más se observa un efecto rápido. El sistema nervioso se calma, el cerebro refrescado se adormece y el sueño acude enseguida. Pueden emplearse para estas friegas, que no deberán ser muy fuertes, el agua tibia nunca caliente pero lo mejor es el agua á temperatura normal”.

Por otro lado, las autoridades militares del Campo de Gibraltar, siguiendo el procedimiento administrativo al efecto, publicitan el suministro de artículos de primera necesidad para el hospital castrense ubicado en nuestra ciudad en los siguientes términos: “Se autoriza la compra por gestión directa de carne de vaca y carbón durante un año en el hospital militar de esta plaza...”.

A pesar de la iniciativa higiénica puesta en marcha por el consistorio local, las denuncias -cargadas de retranca algecireña-, sobre el pésimo estado de limpieza de las calles de Algeciras se mantienen: “¿Que motivos hay para que el callejón del Muro, la calle Correo Viejo (Tte. Serra), la de Soria (Castelar), callejón de Santa María y Secano, la mayoría de los barrios más pobres permanezcan convertidas en muladares, donde se criarían con muy buen éxito las mejores lechugas del campo”. Más adelante y dentro de la misma denuncia se invita a la clase política local, a: “Construir excusados en las casas del Secano y en todas aquellas que carezcan de este indispensable requisito sanitario […], á colocar puertas en los urinarios de la vía pública […], hacer desaparecer el saladero de pescado establecido en la casa número 1 de la Plaza de la Palma abierto sin autorización de ningún tipo […], y por último a darse una vueltecita por los patios de la plazoleta de San Isidro y calle adyacentes para ver la falta de higiene que impera en la zona”.

Por aquellas fechas se hacen públicas las estadísticas de nacimientos y defunciones en un periodo de dos semanas, resultando: Nacimientos Varones 9. Hembras 15. Total 24. Defunciones Niños 9. Niñas 5. Adultos varones 3. Hembras 1. Total 18. Otra estadística importante para la sanidad local es la que se genera a través de la actividad del Matadero Municipal: Ganado Sacrificado: Vacuno 44. Kilos 6.228/ Cabrio 163. Kilos 2.371/ Total 207. Kilos 8.599. Precio del kilo de carne en mercado: Vaca 2 Ptas./ Cabra 1'20 Ptas.

En aquella época a comienzos del siglo XX, pasa del plano científico a los salones sociales la -para entonces- novedosa nueva ciencia denominada psicología, confundiéndose sus conceptos convirtiéndola a veces en un mero entretenimiento y en otras en un mero espectáculo: “La revista Estudios Psicológicos publica un artículo sobre grabados rarísimos obtenidos inconscientemente”. Dentro de esta publicación que se editaba en la ciudad condal para toda España, teniendo también su público en nuestra ciudad, se insertaba el siguiente anuncio: ”Don Segundo Olivar ofrece un premio de 20.000 pesetas á quién exponga una teoría que explique el fenómeno de manera más racional que la teoría espiritista”. Dicha revista se confeccionaba en la calle Corte número 209 (Barcelona).

En el río Ancho se lavaban las ropas de enfermos de viruela. En el río Ancho se lavaban las ropas de enfermos de viruela.

En el río Ancho se lavaban las ropas de enfermos de viruela.

De regreso a la actualidad sanitaria de Algeciras, comentar el poco cuidado que algunos dueños de animales tenían sobre estos, pudiéndose crear en algunos casos situaciones muy complicadas para la salud pública: “El Ayuntamiento se ha hecho cargo de una burra con 5 años aparecida muerta al sur del río de la Miel. Trasladada el matadero municipal fue observada por el veterinario”. Los pocos años del animal alertó de la presencia quizá en su cuerpo de alguna enfermedad, dado el lugar donde fue hallada: “El consumo por personas, animales y huertas de aquellas aguas bien podría haber generado un grave problema sanitario”.

Por aquellos días de gran preocupación local por la higiene, un concejal propietario, recibe una durísima crítica: “Entre los muchos patios de vecinos que existen en nuestra población con pésimas condiciones higiénicas, por la ausencia de escusados y abundancia de suciedad, descuella el llamado Cantarería -también conocido por Alcantarería-, situado en la calle de Jesús (José Román). En el centro de este dichoso patio, donde hay virolentos (enfermos con viruelas) existe una pirámide de escombros, cuya utilidad consiste en absolver las aguas sucias y servir de lecho á los excrementos y animales putrefactos que allí se arrojan. Siendo el propietario del patio el concejal D. José Román del Valle (padre del popular José Román Cozárnego), y esto Sr. Alcalde no se puede consentir”. Dentro del mismo contexto de denuncia de faltas de medidas higiénicas, también se hacen llegar al consistorio local las siguientes cuestiones: ¿Es humanitario Sr. Alcalde que infinidad de cabras recorran diariamente la población dejando un rastro de excrementos y olor repugnante y quizá los gérmenes de alguna terrible enfermedad?. ¿Es saludable que en el interior de casas, patios y en la misma vía pública, campeen por sus respeto algunos puercos? Y todo ello cuando en el Artº 239 de las Ordenanzas Municipales se recogía: Se prohíbe la permanencia del ganado vacuno, lanar, cabrio y de cerda dentro de la población.

Estas denuncias de falta de higiene se producen al mismo tiempo que Algeciras padece un pequeño brote de viruelas: “Partes del Hospital Civil, en la semana anterior murieron 5 atacados de viruela”. Añadiéndose a este dato la siguiente información a tener en cuenta para su corrección: “Permanecen los patios advertidos sin escusados como el de la calle del Calvario 5, las habitaciones y fachadas tan negras como las del Pósito Público y falta de vigilancia de casas infestadas”. Afortunadamente en breve tiempo el citado brote remitió.

Mientras tanto, los medicamentos que se publicitaban y que venían siendo proporcionados por los representantes llegados hasta nuestra ciudad de importantes laboratorios de Madrid y Barcelona, pasan poco a poco a ser proporcionados por las farmacias locales: “En Algeciras y en las farmacias de los señores Almagro y Utor pueden encontrar las afamadas Píldoras de Riaza de Pérez Negro. Recomendadas por médicos y enfermos como la mejor preparación que se conoce para curar las fiebres intermitentes, ya sean tercianas, cuartanas ó cotidianas. ¡¡29 años de éxitos!!. Cajas con 80 ó 40 píldoras, de 5 y 3 pesetas. De venta en todas las mejores farmacias de la provincia, remitiéndolas también directamente su autor previo pago del importe, sin aumento de precio, desde cualquier punto que se pidan.- Farmacia de Pérez Negro, Ruda 14, Madrid”.

Por aquellos años y como gesto de modernidad ante el nuevo siglo XX, España asume la organización del Congreso Internacional de Higiene y Demografía que se desarrollaría en la capital del reino, con la presencia: “De eminencias científicas que de todo el orbe vendrán á nuestro suelo á exponer conjuntamente con nuestra lumbreras en todo el saber humano de todos los ramos sus conocimientos y adelantos de la ciencia moderna en todas y cada una de sus múltiples manifestaciones de la Higiene y Demografía”. Desgraciadamente las corralas o patios de toda la nación española -y de no pocos lugares de Europa-, no verían en un corto futuro hacerse realidad las sabias conclusiones de pronta actuación que se establecerían en tan insigne reunión de sesudos congresistas.

En otro orden de asuntos y por aquellos días, falleció en Algeciras Doña Dolores Tizón Paredes, cuñada del conocido oficial de primera del Ayuntamiento de nuestra ciudad Don Diego López Romero: “Persona muy estimada entre los algecireños, convirtiéndose el sepelio en una gran muestra de afecto para la familia encabezada por tan admirado empleado público”. El funcionario municipal mencionado, sería el padre de Diego López Tizón, quién décadas más tarde, se convertiría en el primer Alcalde plenamente democrático de la historia de nuestra ciudad, al alcanzar la Alcaldía con los votos de los algecireños -mujeres incluidas-, en las elecciones democráticas de 1931. Pero esa es otra historia.

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