El impresionante conjunto de cuevas de Chinchilla, compuesto por cuatro abrigos, actualmente en solo dos de ellos se localizan pinturas y se encuentra estratégicamente ubicado en la vertiente occidental del robusto macizo rocoso que sustenta el desarrollo urbano de Jimena de la Frontera. Estos abrigos están situados en la prolongación meridional de la majestuosa cresta que brinda apoyo al emblemático castillo del municipio, dotándolos de una conexión histórica y geográfica única. La geografía de la zona adquiere un carácter excepcional debido a la presencia de dos crestas, la mencionada anteriormente y otra que transcurre en paralelo. Entre estas formaciones, se configura una profunda vaguada con dirección al río Hozgarganta, cuyo nombre, Chinchilla, evoca un sentido de misterio y encanto.

Este entorno geomorfológico agrega un atractivo adicional al conjunto de cuevas. Un aspecto destacado es su ubicación en el corazón del Parque de los Alcornocales, una reserva natural de gran relevancia ecológica y paisajística. Aunque cercanas al límite oriental del parque, estas cuevas contribuyen a la riqueza de su diversidad biológica y cultural. Su posición dentro de este entorno natural protegido resalta la necesidad de conservar y valorar el patrimonio geológico y arqueológico que albergan. Las cuatro estaciones rupestres se encuentran meticulosamente identificadas mediante una numérica progresiva, siguiendo una orientación de Sur a Norte. Con esta disposición, la denominada Chinchilla I ocupa la posición más meridional, mientras que Chinchilla IV se erige como la estación septentrional de este conjunto. Esta nomenclatura no solo facilita su ubicación precisa, sino que también subraya su secuencia histórica y su evolución a lo largo del tiempo.

La provincia de Cádiz destaca como un actor clave en la historia del arte rupestre en la península Ibérica. Desde principios del siglo XX, investigaciones rigurosas de Cabré y Hernández Pacheco, en 1914, arrojaron luz sobre siete enclaves con arte rupestre: Laja de los Hierros, Tajo de las Figuras, Arco, Cochinos o Cimera, Paja o Tesoro, Pretina o Ladrones y Mujeres. Estas bases primigenias sentaron el cimiento para entender el arte postpaleolítico en las sierras del Campo de Gibraltar. El trabajo reveló las expresiones ancestrales y permitió un análisis holístico de la evolución cultural y estilística. Estos pioneros estudios, científicamente rigurosos, marcaron el inicio para futuros arqueólogos, ampliando el entendimiento de la prehistoria en la región. La provincia gaditana se erige como un valioso laboratorio para descifrar los misterios del arte rupestre, dejando una huella perdurable en el patrimonio científico y cultural.

En 1915, Cabré presenta una obra de relevancia en el ámbito científico, abordando el arte rupestre en España, donde consigna la identificación de 39 abrigos que albergan representaciones rupestres en la provincia. Sin embargo, destaca la ausencia de mención sobre arte rupestre en el municipio de Jimena de la Frontera. Estas identificaciones se basan en investigaciones de campo y análisis de las estaciones, llevadas a cabo durante la campaña de 1913. Posteriormente, en 1929, Breuil y Burkitt enriquecen el panorama con su corpus, introduciendo las primeras referencias al arte rupestre en Jimena. Este compendio agrega las estaciones de Jimena a la lista, elevando el número total de abrigos con arte rupestre a 76. Es en este mismo corpus donde emergen las primeras menciones a los conjuntos pictóricos de Chinchilla en Jimena de la Frontera.

Guerrero cueva de Chinchilla I

También documentan estaciones como Risco del Tajo Gordo, Jimena, Chorreón del Salado I y II, y Rancho Valdechuelo. Los conjuntos pictóricos de Chinchilla se integran, al igual que las demás estaciones conocidas en el término municipal de Jimena, dentro del núcleo rupestre de la cuenca del Río Hozgarganta, un afluente significativo del Guadiaro. Este análisis geográfico permite contextualizar estas manifestaciones artísticas en un marco más amplio, conectando las expresiones creativas prehistóricas con el entorno geográfico y los patrones culturales de la época. En consecuencia, la investigación pionera de Cabré y las subsiguientes contribuciones de Breuil y Burkitt han enriquecido nuestro conocimiento del arte rupestre en la región y han establecido la base para futuros estudios en el campo de la arqueología.

Tras la exposición del grupo de abrigos de Chinchilla en 1929, las referencias posteriores se cimientan en la documentación proporcionada por Breuil y Burkitt. Destaca la evaluación de estos conjuntos en el estudio de Pilar Acosta en 1968, centrado en el arte esquemático en España. En la década de los 80, surge un hallazgo transformador en el término municipal: la cueva de la Laja Alta, enriquecida con representaciones de embarcaciones. Estos abrigos luego se integran en la monografía de U. y U. Topper sobre el arte rupestre en la provincia de Cádiz.

Años después, Lothar Bergmann amplía el panorama al incluir calcos adicionales en el abrigo Chinchilla I, en un trabajo de la década de los 90, aprovechando la incipiente tecnología de tratamiento de imágenes. Este estudio revela cuatro nuevos conjuntos en Jimena de la Frontera: La Gandana, cueva de la Umbría, abrigo del Jilguero y abrigo de la Arenilla. Estas adiciones amplían y afirman la riqueza arqueológica y artística, desafiando la investigación futura. Los enigmáticos contenidos de los abrigos de Chinchilla evocan un escenario cronológico entre el IV y el III milenio antes de nuestra era, revelando una época lejana. La singularidad formal y temática se fusiona armónicamente con el arte rupestre Esquemático, ofreciendo una ventana a las creencias, el entorno y la vida de sus creadores. Cada abrigo merece atención, dado su repertorio único de representaciones. Atenderemos aquí a los abrigos de Chinchilla I y II:

Chinchilla I; Este abrigo o covacha de aproximadamente 4,5 metros de ancho por 1,60 metro de alto y con una profundidad máxima de un metro, alberga en su interior gran cantidad de motivos pintados. Consiste principalmente un conjunto de puntuaciones de gran tamaño unos 70 por 45 centímetros, agrupándose en líneas casi paralelas formadas por puntos, próximo a esta acumulación de puntos se localizan también varias agrupaciones de menor tamaño, y repartidos por todo el abrigo líneas formadas por puntos, siendo estos motivos lo que mas destacan en el abrigo por su cantidad de reproducciones. Como figura excepcional y muy significativa en el abrigo, es el antropomorfo (figura humana) con laza, este motivo armado no es muy común en los abrigos de la zona. Además, se localizan varios antropomorfos del tipo “Y”, además de un antropomorfo cruciforme encapsulado. Repartidos por la superficie rocosa del abrigo se localizan resto de motivos, pequeños trazos sin sentido, y alguna mancha de pigmento. Todas las pinturas de este abrigo se realizaron con pigmentos de color rojo, el estado de conservación en general es malo, observándose en algunos motivos la pérdida del pigmento.

Cuevas de Chinchilla I-II

Chinchilla II: Podríamos decir que es el abrigo principal del conjunto rupestre, tanto por su tamaño como por los motivos que se representaron en él. Se sitúa en una pequeña cresta rocosa, el acceso al mismo es complicado, por estar aproximadamente cuatro metros del suelo, con una ascensión muy inclinada, incluso estar en el interior del abrigo es complicado por estar su suelo muy inclinado. La boca del abrigo tiene un ancho aproximado de 6 metros, una altura máxima media de aproximadamente 2,5 metros, con una profundidad de unos 2 metros. En este abrigo podemos distinguir dos periodos claramente establecidos por el tipo de motivos en el representado, un periodo mas antiguo en el que enmarcamos los dos motivos seminaturalista, o escena de caza, formada por la figura humana con un arco del que se presenta la flecha también, y justo delante el ciervo, fácilmente identificable por la cornamenta bien definida y marcada, reseñar como dato interesante que en el ciervo se puede observar en la parte superior del mismo, cerca al cuello del animal varias flechas clavadas.

El arquero está pintado con trazo fino, y muy detallado, sus dos brazos, en uno de ellos agarrado el arco y el otro próximo para sujetar la flecha, además el autor o autora, marco en la cabeza del mismo un tocado o sombrero.

Puntiformes cueva de Chinchilla I

El resto de motivos de una posible cronología más reciente es las formaciones de puntiformes que se reparten por toda la parte baja de los dos motivos de la escena de caza, alguno de estos puntiformes llega a superponerse en la zona baja de la figura del arquero. Estas acumulaciones de puntiformes, en este caso varían según su representación, se localizan una agrupación de puntos mas separados, otra con una proximidad acusada y diferenciada de la primera, además de la formación de una figura cuadrangular formada en su perímetro por puntuaciones. En este gran abrigo en la actualidad no se llega a reconocer nada más, Henri Breuil en su trabajo publicado en 1929, hizo referencia a varios motivos más, un ramiforme y un motivo circular de gran tamaño, que en la actualidad no se perciben. El abrigo ha sido vandalizado, además de la proliferación de líquenes que se reparten por toda la zona pintada. Al igual que el abrigo de Chinchilla I, el color utilizado en el pigmento es rojo.

En su conjunto, los abrigos de Chinchilla se erigen como testigos mudos de un pasado remoto, resonando con ecos de la antigüedad y brindándonos una ventana inigualable hacia las mentes y las vidas de quienes los crearon. Su estudio y análisis continúan enriqueciendo nuestra comprensión de la evolución cultural y la creatividad humana a lo largo de la historia prehistórica.