Cultura

Enrique Martínez, pintor: "El arte tiene que ser eterno, no efímero"

Enrique Martinez

Enrique Martinez / Andrés Carrasco

Enrique Martínez, pintor, natural de Algeciras y a punto de terminar el Grado de Historia, es conocido en las páginas de Europa Sur como coautor, junto a José Juan Yborra, de la investigación Los mitos del fin del mundo. De él son las obras al óleo que ilustran los textos  de quien fue su profesor. Martínez abre por primera vez exposición propia, a partir del 12 de abril, en el Museo Municipal de Algeciras. 

La muestra está titulada Pasen y lean. un juego de palabras porque en la muestra se mezclan con intención pintura, poesía y prosa, marco, lienzo y papel. El libro se titula Hominus Oblitus Contiene la teoría creativa de Martínez, poemas y reproducciones de los óleos. Alguien podrá pensar que propone un laberinto, pero lo que hace es atraer desde la aparente bondad de colores y formas hacia su reflexión, expresada mediante pincel o en letra impresa. Busca espectadores inocentes y curiosos.

"Me encantan esas obras de Botticelli, El Bosco, esa simbología"

Se define como "un artista honesto que creo en lo que hago, y lo que hago es justo lo que me mueve el corazón. En este caso me inquietan especialmente las injusticias sociales, el cambio climático, la suciedad en los mares, los animales me ablandan especialmente el alma. Entiendo el arte y la pintura, como a la cultura en general, como un acicate de la sociedad, no puede ser un algo frívolo que no sirva para nada, que simplemente alegre la vista. Quiero hacer cosas que merezcan la pena y tratar de cambiar un poco todo. Por lo menos hago lo que me apetece".

¿En su expresión el arte es todo, desde el marco hasta la última pincelada?

En esta obra en concreto sí. En este caso trato de hacer un simulacro de sociedad y de arte contemporáneo. Entiendo que tanto la sociedad como el arte están hoy en día enmascarados, en redes sociales, de cara al público, que realmente no es lo que somos. Parece que obviamos los problemas que existen y vamos con esa máscara de alegría por ahí. Trato de hacer una crítica, como Cervantes con su Quijote para criticar las obras de caballería. Yo quiero hacer que esta obra sea un simulacro de esta sociedad contemporánea a través de una máscara de alegría, supuestamente carnavalesca, con figuras amables. Todo, el marco, la pintura, la exposición pretenden ser una representación de la sociedad enmascarada

Sus obras tienen distintas pieles: cuadro, libro... ¿cómo si fueran un juego?

Sí, me gusta entenderlo como un juego. Es algo también muy de esta sociedad de hoy, como ese Gran Hermano en el que el espectador es inocente, ávido de hedonismos cognitivos, de ese alegrarse la vista con cosas que no le hacen pensar mucho, y que no les duela el alma. Quiero que se acerquen con naturalidad a la obra y crean encontrarse con cosas banales que en realidad no lo son. Espero que los que quieran prestarle atención perciban la parte trasera de la obra. Félix de Azúa decía que el espectador es como una mariposa que se acerca lentamente a la llama del fuego. Lo quiero ver así. Que lleguen y se quemen.

"Quiero que se acerquen con naturalidad a la obra y crean encontrarse con cosas banales que en realidad no lo son"

Y hay libro. ¿Acompaña a la exposición?

La exposición forma parte del libro. Digamos que el libro lo abarca todo, porque es el atanor (cañería) donde acaba goteando todas mis inquietudes pictóricas y sociales. Primero viene una teoría, qué hago, cómo trato de ejecutar todo. Ahí viene una teoría estética. Y acabada esa teoría de mi obra empieza la exposición en sí con los cuadros y poemas al lado. No son textos que te explican la imagen. Simplemente es otra vía paralela a ese camino hacia la tragedia.

¿En el camino creativo qué ha sido antes, libro o pintura?

Ha sido todo. Es verdad que los poemas eran lo que menos tenía claro. En este caso fue José Juan Yborra, que es el comisario de la exposición, quien me dio la idea. Primero me sentí muy cómodo y muy agradecido de encontrar esta herramienta que potencia la obra. Ha sido un gran descubrimiento.

¿Dónde está Manrique? (Óleo) ¿Dónde está Manrique? (Óleo)

¿Dónde está Manrique? (Óleo) / Enrique Martínez

¿Ha encontrado su camino?

Totalmente sí. Tengo un buen número de proyectos ya en la cabeza, y además todos van encaminados en ese formato de libro con exposición, que haya literatura e imágenes. Creo que es una forma de perdurar en esta sociedad tan rápida en la que todo es tan efímero. El libro tiene todavía la condición de perdurar que otros medios no lo poseen. Me gusta esto porque el arte tiene que ser eterno, no efímero. Quiero utilizar todas las herramientas que estén en mi mano.

¿También las redes sociales?

Sí, la verdad es que son fundamentales. Hay que ser honestos. La tecnología te brinda posibilidades muy buenas.

Las obras que presentan exigen una parada y una reflexión ante ellas.

Como decía Ortega y Gasset, el arte tiene que ser elevado. La masa no puede permanecer inerte y que el arte baje hasta ella. El espectador tiene que elevarse. Quizás eso fue lo primero que hizo moverme. Mis obras tienen mucho de símbolo. A mí me encantan esas obras de Botticelli, El Bosco, esa simbología. Es una forma de contrarrestar lo que existe hoy en día. Hay un arte contemporáneo que nos define, interactivo, que exige participación del espectador. Hay obras en las que el texto tiene más poder que la pintura en sí. Muchas veces se rechaza porque no es entendido. Quiero plantar un poquito de esos conceptos en mi obra.

"Este ya no pinta nada" (Óleo) "Este ya no pinta nada" (Óleo)

"Este ya no pinta nada" (Óleo) / Enrique Martínez

¿Cómo se ve en los grupos artísticos campogibraltareños?

Ahora mismo es una cosa que desconozco. Hasta ahora he estado como en una cueva. No buscaba mover a nadie, solo saciar mis ganas. Cuando ya tienes un material hecho, sí, lo quieres mostrar. Cuando me estoy empezando a mover estoy viendo que hay mucha variedad. Hay gente muy buena que merece apoyo.

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