ENTREVISTA A RODOLFO CASTRO

'El héroe del Rif', una historia sobre víctimas de la miseria humana que se desarrolla en Algeciras

El escritor y periodista sanroqueño Rodolfo Castro en el hotel Reina Cristina.

El escritor y periodista sanroqueño Rodolfo Castro en el hotel Reina Cristina. / Erasmo Fenoy

En la ficción se llama Joaquín Santdemetrio Cordero, pero su nombre real se compone de la historia y reflexiones de otros muchos, víctimas y actores de la guerra en el Norte de África y de la Guerra Civil española de principios del siglo XX. Joaquín y otros personajes están inspirados en las vidas de familiares de Rodolfo Castro Galiana, periodista y profesor natural de la Estación de San Roque. Su obra, El héroe del Rif, apuntes para una novela, se presenta en Algeciras este lunes, 18 de diciembre, en el Centro Documental José Luis Cano.

Santdemetrio era un maestro de Málaga que fue movilizado a filas, protagonizó en el frente un hecho heroico, allá por 1922, y fue asesinado en Algeciras en 1942. La curiosidad de un periodista, Fabio Esquerdo, lleva a revelar su historia y la de quienes le rodearon, en una trama de misterios, insidias, miedo, traiciones y muertes. Es la miseria humana en tiempo de guerras y posguerras, observadas y contadas con la perspectiva de la distancia del tiempo transcurrido, a veces insuficiente para desvelar qué callaron y cuánto silencio se mantiene.

“En este caso no me he querido meter hasta el fondo -afirma Castro-. Lo que muestro a grandes trazos es un tipo que procura engañar todo lo que pueda a la dictadura y extorsionarla lo que pueda, y los otros perseguirlos, y al mismo tiempo resulta que está con una gente que trabajan de espías… En fin, un carajal de mucho cuidado porque la vida es así. Lo que pasa es que si vivimos en una situación como la nuestra eso se nota menos, pero si se vive en una situación como aquella, sálvese el que pueda. He intentado reflejar eso sin entrar en el detalle”.

El autor sostiene su novela 'El héroe del Rif', de Extravertida Editorial. El autor sostiene su novela 'El héroe del Rif', de Extravertida Editorial.

El autor sostiene su novela 'El héroe del Rif', de Extravertida Editorial. / Erasmo Fenoy

-Profesor movido a filas y se convierte en un personaje sin escrúpulos. ¿Cómo se evoluciona hacia esa maldad?

-¿Qué pesamos? ¿Setenta y cinco, ochenta kilos? Vale, ¿y la piel cuánto es? No tengo idea qué pesaría la piel, porque tiene milímetros, pero sin ella la septicemia está garantizada. Luego, ¿el aguante frente a la barbarie cuánto es? Pues como la piel. Cuidadito cómo se vaya, porque como se vaya estamos indefensos. Lo que nos separa de la barbarie es muy poco.

"Lo que nos separa de la barbarie es muy poco"

-¿Su novela es un tributo a su abuelo Manuel?

-Empieza todo por la historia del abuelo Manuel, pero él no contaba nada. La que contaba era mi abuela, una cuentista, una narradora. Me sentaba a su lado y me contaba, sólo a mi, no sé por qué, porque al resto de mis hermanos no. Ella me contaba que el 18 de julio de 1936, de madrugada, mi abuelo, que era ferroviario de los ferrocarriles andaluces, sale de servicio para estar una semana o diez días fuera. Mi abuelo vuelve en 1939 y lo depuran. En el libro, los partes del personaje de Delfín Barato son los partes de mi abuelo, textuales. Entonces, mi abuela decía que, desde 1936 hasta 1942, que readmitieron a mi abuelo en Renfe, ya la miseria que sufrieron fue tremenda, con cinco hijos mas su padre, que tenía demencia senil. De buenas a primeras ella decía “y tuve yo que moverme y hacer tal para que el abuelo volviera, y tuve que…”. Y entonces se echaba a llorar. Jamás me enteré lo que escondía el “tuve yo”.

Rodolfo Castro en un momento de la entrevista en la terraza del Reina Cristina. Rodolfo Castro en un momento de la entrevista en la terraza del Reina Cristina.

Rodolfo Castro en un momento de la entrevista en la terraza del Reina Cristina. / Erasmo Fenoy

-“Contar el pasado es evitar la desmemoria”. ¿Ese es su propósito principal?

-Sirve de poco porque a la vista está. Si aprendiéramos del pasado, muchas cosas no sucederían. Lo que pasa es que he llegado a la conclusión que sirve de más, para contar este tipo de cosas, la ficción que la realidad. He sido periodista y he leído mucho. Hoy ves lo de Gaza, la barbarie absoluta que hay allí y nos acostumbramos a eso. Los medios cambian. Antes era Ucrania, y ahora nos hemos olvidado de Ucrania; empezamos con Gaza, pero sentados en el comedor, siempre que no nos toque.

"Si aprendiéramos del pasado, muchas cosas no sucederían"

-La novela se desarrolla en muchos escenarios campogibraltareños.

-Para mis abuelos, Algeciras, que fue donde le dieron el traslado forzoso a mi abuelo en la Renfe, era el paraíso cuando vinieron. Mi abuela era de Málaga, los dos estaban en Puente Genil destinados, y de buenas a primeras, Algeciras. Ellos hablaban de Algeciras como su salvación. De todas las maneras, Algeciras está absolutamente presente. Escribo el café Colonial y estoy pensando en la cafetería Mercedes, por ejemplo. La idea de la ciudad impregnando todo está.

"Para mis abuelos, Algeciras, que fue donde le dieron el traslado forzoso a mi abuelo en la Renfe, era el paraíso"

-Periodistas y literatura. Manuel Jabois se nota más novelista en sus columnas. ¿Comparte esta opinión?

-Bueno, lo que pasa es que Manuel Jabois hace periodismo de buena pluma, de literatura, y lo hace muy bien. No es mi caso. Trabajé en la agencia EFE. Soy un currito del lead, de los párrafos, de atribuir fuentes... Siempre pensé que el periodismo era una cosa y que la literatura era otra. Lo que pasa es que la docencia del periodismo, el dejar el periodismo de calle, me hizo ver las cosas de otra manera. Eso me hizo ver que la ficción me ayudaba a contar lo que no se puede ver.

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