Hace un año, el mundo cambió

Nuevamente emerge un esquema bipolar característico de la guerra fría con dos bloques enfrentados

Hace ahora un año las tropas rusas invadieron Ucrania en lo que parecía iba a ser una operación relativamente rápida que pretendía llegar a Kiev y previsiblemente instaurar un régimen títere que se acoplara a los intereses de Moscú e impidiera que Ucrania se consolidara como una democracia cercana al bloque occidental en las puertas de Rusia.

Sin embargo, esta "operación especial" como es llamada por los rusos no consiguió sus objetivos. Por una parte, por la sorprendente resistencia del ejército ucraniano que obligó a retirarse a uno de los ejércitos más poderosos del mundo; por otra parte, el ejército ruso ha dado una inesperada muestra de ineficacia y descoordinación, con soldados mal equipados, mal formados y sin ninguna motivación en una guerra que no entendían. Después de las primeras batallas la guerra ha cambiado. El mundo también. Los objetivos militares iniciales se transformaron al centrarse en la ocupación de franjas de territorio adyacentes a Rusia en el sur y en el este, en el Dombás. Además, Rusia ha optado por una guerra total contra la población y las infraestructuras civiles desconociendo todos los principios básicos del derecho internacional humanitario y recurriendo a un ejército de mercenarios y conscriptos como carne de cañón.

La guerra será larga. Y el mundo se ha fracturado más. El multipolarismo global de la postguerra fría se hace profundamente inestable. Nuevamente emerge un esquema bipolar característico de la guerra fría con dos bloques enfrentados: autocracias que desdeñan las reglas de gobernanza internacional y que pretenden imponer sus intereses y democracias aferradas a los principios de la Carta de las Naciones Unidas.

De alguna manera el autócrata Putin ha unido su destino a la evolución del conflicto y no da ninguna muestra de querer buscar una salida negociada a través de un acuerdo de paz. La guerra le ha servido también para reforzar los mecanismos autoritarios de control eliminando cualquier esfera de independencia y crítica interna.

La Unión Europea ha dado una lección inesperada de unión con un decidido apoyo a Ucrania. La reciente visita a Kiev del presidente Biden ha mostrado igualmente un compromiso fuerte y decidido de los Estados Unidos. Por tanto, ante las dificultades de que cualquiera de los contendientes alcance una victoria militar el escenario probable es una larga guerra con un número mayor de muertos y heridos, un incremento de refugiados, costes económicos severos con incremento de precios en todo el mundo, dañando en especial a los países más vulnerables en África y en Asia. En un reciente artículo Jürgen Habermas afirmaba que Ucrania no puede ser derrotada, pero ello no impide que se deban abrir negociaciones para alcanzar la paz.

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