La cumbre de la OTAN celebrada recientemente en Madrid ha sido un éxito importante para la organización que ha salido ampliamente reforzada. Téngase en cuenta que hasta hace poco se considera que la organización atlántica "estaba en muerte cerebral", en palabras del presidente francés Macron. De Madrid la organización atlántica sale enormemente fortalecida en su consideración estratégica, en relación con el papel a desarrollar para reforzar la seguridad europea y con una previsible ampliación territorial al facilitar la adhesión de Finlandia y Suecia, dos estados con capacidades militares potentes y fuerzas armadas altamente modernizadas.

No obstante, el elemento de debate que quisiera proponer es sí los estados europeos han tomado el camino correcto que garantice multilateralmente su seguridad colectiva en un entorno global complejo y plagado de amenazas. No creo que cometa un grave error afirmando que depender de los Estados Unidos para garantizar la defensa europea plantea serios problemas de futuro. A nadie se le escapa las graves dificultades de funcionamiento democrático de una sociedad profundamente herida desde la presidencia de un fanático iluminado como es Trump que ha dejado un ponzoñoso legado heredado en el funcionamiento fanatizado del Tribunal Supremo y una alta polarización social. Un buen número de analistas internacionales coinciden en señalar que una nueva victoria de Trump conduciría a un proceso peligroso en el que podría dejarse de considerar a los Estados Unidos como un estado completamente democrático y, por supuesto, no sería un aliado fiable para Europa occidental, pero probablemente sí para el autócrata sanguinario que gobierna Rusia y desequilibra los esquemas de seguridad en Europa.

Por todo ello, en mi opinión, la UE debería haber apostado de una forma más decisiva por reforzar y desarrollar sus mecanismos de seguridad propios consiguiendo una mayor integración estratégica sin depender necesariamente de los Estados Unidos. Por supuesto, se debe mantener con firmeza el vínculo atlántico, pero considero que es un error depender exclusivamente de su paraguas de seguridad sin desarrollar esquemas alternativos propiamente europeos que garanticen nuestra seguridad sin dependencias externas y sobre todo de un aliado que dejó de serlo hace relativamente poco con Trump y que bien pronto, podría dejar de serlo. Ante los desafíos de un mundo globalizado extraordinariamente complejo y plagado de amenazas, como representa hoy la Rusia de Putin, Europa debe garantizar su defensa mediante una estrategia puramente europea, por supuesto, contando con nuestros aliados, pero sin depender de ellos. Porque muy pronto pueden dejar de serlo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios