2023, crónica de dos fracasos

En este año se ha constatado la imposibilidad de frenar la agresión ilegítima de Putin hacia Ucrania

Esta será la última columna de 2023. Esta ventana denominada Reflexiones me ha permitido asomarme semanalmente con libertad a un conjunto de temáticas variadas, pero con una especial vocación hacia problemáticas internacionales y especialmente hacia aquellas que tienen una proyección singular a este territorio específico que es el Campo de Gibraltar. Esta vez parece que el autor apenas tiene capacidad para decidir el tema sobre el que escribir. La proximidad de 2024 condiciona el tema de la columna. Voy a tratar hoy de sintetizar esquemáticamente dos de los principales hitos internacionales de 2023. El año que constató el fracaso del sistema de gobernanza internacional. Hacía ya varios años que el sistema internacional puesto en marcha al terminar la Segunda Guerra Mundial mostraba preocupantes signos de debilidad, especialmente en lo relativo al mantenimiento de la paz y la seguridad y al funcionamiento del modelo de desarrollo económico que parecía incapaz de superar las rigideces del sistema manteniendo los niveles de desigualdad exacerbando la brecha entre los países del norte y el sur global.

En este año se ha constatado la imposibilidad de frenar la agresión ilegítima de Putin hacia Ucrania. Las sanciones han causado solo un impacto relativo en Rusia y siempre han existido países dispuesto a hacer caja ayudando a Rusia a eludir las consecuencias más severas de estas sanciones. El conflicto se ha congelado, se nota un cansancio en el bloque occidental con disminución de ayudas y por primera vez en mucho tiempo aparece en el escenario una posibilidad real de victoria de Putin que conserve los territorios ucranianos conquistados en torno al mar Negro y mar de Azov preservando sus opciones de ataque futuro cuando las circunstancias lo vuelvan a permitir (¿con Trump en el poder?).

La crisis de Gaza muestra también radicalmente la incapacidad del sistema internacional para buscar soluciones pacíficas en Oriente Medio, para frenar a Hamás y para contener la respuesta brutal y desproporcionada de Israel con flagrantes violaciones del derecho internacional humanitario por todas las partes involucradas en el conflicto. El año que fracasó la lucha internacional contra el cambio climático. La reciente COP 28 en Dubái ha puesto de manifiesto que los enormes beneficios que generan los combustibles fósiles mueven una maquinaria muy engrasada que trasforma la lucha contra el cambio climático en un ejercicio medido de greenwashing o postureo ambiental. Es toda una paradoja en el año más cálido desde que hay registros y el año en que se han superado todos los niveles de emisión de gases de efectos invernadero.

Se acerca 2024 y con el nuevo año también otras amenazas y oportunidades. Espero que mi última columna del año 2024 tenga un título más optimista.

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