Gibraltar comenzó allá por 2008 las obras del túnel de Kingsway para evitar que el trasiego de aviones en el aeropuerto alterara el tráfico de acceso y salida por la Verja. El último día del pasado mes de marzo lo inauguró, después de quince años y un largo litigio con la empresa constructora.

La obra tiene una enorme importancia en el Peñón. No es el asfaltado de una calle o un macetero en una plaza. Se ideó para permitir que los diez mil vehículos que cruzan desde o hacia La Línea cada día puedan acceder sin acabar en una de las habituales colas que se formaban con las interrupciones del tráfico cada vez que un avión aterriza o despega desde la pista del aeropuerto.

El día que se inauguró, junto al ministro principal, Fabián Picardo, estaba su predecesor, Peter Caruana, bajo cuyo mandato comenzó el proyecto. El primero pertenece al GSLP –los socialistas gibraltareños– y el segundo al GSD –los socialdemócratas–. Es decir, partidos opuestos, rivales políticos desde hace muchísimos años que se unieron para reconocer el trabajo de cada uno.

“Ha sido un placer poder compartir este momento con Sir Peter, que era el ministro principal en la época en que se encargó el túnel, hace más años de los que quiero recordar. También inauguramos juntos este aeropuerto (en referencia a la terminal), porque él lo había contratado”, recordó Picardo.

“No había absolutamente ninguna necesidad y menos obligación por su parte de haberme incluido en esta ceremonia. Pero quiero reconocer su generosidad de espíritu al invitarme a hacerlo. Así que, muchas gracias”, respondió Caruana en su discurso. Porque sí, incluso dio un discurso. Su presencia fue tan relevante como la del jefe del Gobierno.

Seguramente sin quererlo, Picardo y Caruana no solo le dieron una lección de clase a todos los políticos que se manejan a este lado del paso fronterizo, sino que marcaron una línea que demuestra que, realmente, las gentes de Gibraltar tienen una personalidad propia y única, también cuando se ponen manos a la obra a hacer política.

¿Se imaginan a un alcalde del PSOE invitando a su lado a su antecesor, del PP, para inaugurar una obra de tanto calado? ¿Pueden hacerse una idea de la cara de Rajoy si Sánchez lo llama para que lo acompaña a inaugurar lo que sea? ¿Piensan que eso podría ocurrir a este lado de la Verja? Yo, desde luego, no