El restaurante KE Sotogrande, ubicado en pleno puerto deportivo de esta lujosa zona de San Roque, ha fichado a un curioso camarero que ha llamado poderosamente la atención de la clientela en los últimos días: se trata de un robot con cara de gato que se desplaza solo por todo el establecimiento portando la comanda. Cuando se acerca a la mesa, los parroquianos pueden coger sus platos sin necesidad de levantarse.  

Este pequeño Doraemon se llama realmente BellaBot y es una máquina con rostro felino que llega hasta la cintura (mide algo más de medio metro) y está diseñado para entregar la comida y la bebida, además de transportar los platos sucios y la cubertería hasta la cocina, ya que aguanta hasta 10 kilos de carga en cada una de sus cuatro bandejas. También está programado para acompañar a los clientes a su mesa o reservado.

Aunque no puede tomar pedidos, este gato del siglo XXI que se ha instalado en KE Sotogrande sí interactúa con los clientes. Explica su diseñador que tiene "voz inteligente" y utiliza "expresiones humanas" mientras su cara va cambiando. Incluso si detecta que un teléfono móvil le está enfocando, cambia su rostro para posar y parecer más atractivo.

Bellabot es un robot de entrega o también conocido como "robot mesero".

"Si el cliente hace un pedido, un empleado coloca las bandejas con la comida y bebida en sus compartimentos. Por tanto estos robots no quitan puesto de trabajo, sino que ayudan a los empleados", explican sus creadores quienes opinan que su invento "libera a los camareros de las tareas repetitivas y laboriosas de distribuir platos y les permite dedicar más tiempo a atender a los clientes, a la creatividad y a ofrecer una experiencia mucho más satisfactoria".

"Usando solo la voz, basta con decirle 'Llévalo a la mesa 10', para que el robot, que ya tiene memorizada la ruta a cada mesa, se mueva hasta allí y se pare delante de los clientes", añaden. Lo que implica un complejo proceso de programación y configuración antes de soltar por el restaurante a Doraemon, el cual posee un sensor de movimiento integrado para no chocarse y, gracias a la inteligencia artificial (IA), ubica cada detalle del local. 

Como curiosidad, cuesta unos 8.000 euros.