Vivir el sur

Un molino oculto que abasteció de harina a la población jimenata durante los siglos XVII y XVIII

Una de las construcciones junto al río Hozgarganta.

Una de las construcciones junto al río Hozgarganta. / Erasmo Fenoy

En el entorno de los ríos Hozgarganta y Guadiaro, en Jimena, durante los siglos XVII y XVIII, se construyeron una serie de estructuras para aprovechar el agua como fuente de energía natural, molinos harineros que aún conservan sus estructuras, destacando como elemento patrimonial jimenato el molino de San Francisco

En Los Barrios, Algeciras y San Roque también hay otros molinos con los que comparte la misma estructura. El de San Francisco está datado en el siglo XVIII, siguiendo el modelo tradicional de la zona y que, probablemente, fue construido sobre un molino islámico.

Después de cesar su actividad, el molino quedó en estado de abandono, por lo que actualmente se encuentra muy deteriorado y es algo complicado encontrarlo entre la maleza. No obstante, pueden verse los restos de su estructura e intuir su funcionamiento.

El agua que captaba el molino de San Francisco pertenecía al arroyo del Cañuelo. Este se situaba a gran altura. De esta forma, el molino se cargaba de agua y tenía la suficiente fuerza para  poner en marcha la piedra que molía el trigo. De esta forma, todas las construcciones allí ubicadas, fueron las encargadas de abastecer de harina a toda la población durante dos siglos.

El molino de San Francisco es un ejemplo de las costumbres de la época, una construcción que forma parte del patrimonio de Jimena. Junto a este, otra serie de estructuras similares pueden verse con tan solo un paseo por la orilla del río, permitiendo así al senderista conocer parte de la historia de la localidad y, además, un entorno natural envidiable.

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